jueves, 20 de noviembre de 2014

Noelía leia

Sólo dos libros por año, el de moda que sacaba editorial planeta y alguno que pedía prestado por ahí y que misteriosamente devolvía. Si tenía algo particular, una extraña fascinación por toda la cultura Japonesa. En su circulo de amigos y puertas adentro, se hacia llamar Netsuke, nombre que había tomado de una novela que nunca terminó de leer. (Sus padres rápidamente se familiarizaron con el sobrenombre y comenzaron a llamarla así puertas adentro). Mientras Netsuke dormía placenteramente en su cama, soñó que hablaba japones a la perfección. La tomó por sorpresa el dominio del idioma, y a medida que fue pasando el día, la reconstrucción del sueño se deformó de un lado a otro, generando algunas dudas. En el sueño ella estaba acostada en los asientos del subte recitando a viva voz haikus que aparecían flotando en el aire, mientras la gente depositaba yenes por placer y sin culpa, en una gorrita tejida a crochet que le había regalado su abuela a Netsuke en el día de su cumpleaños. Señalaba los haikus viajeros con el dedo, dejando una estela de luz de autopista nocturna que sólo se ven con el cuello torcido en la ventanilla. Y así sucesivamente, hasta que no quedó ningún pasajero en el vagón, despertó sin bajarse de la estación recostada boca arriba. Noelía ya tenía colores en el sueño, de un pequeño boceto gris que tenía en su cabeza en las primeras horas de la mañana, ahora había conseguido construir el relato. Estuvo feliz por ella, por Netsuke y por mí, que pude transcribirlo. H.W

viernes, 25 de octubre de 2013

Seven

Mi número regente es el siete. Desde niño, mi padre fue un creyente de la numerología y siempre se basó en que los números primos son buenos y los demás malos. Por esto mismo me adjudicó siempre cierta suerte y se alegró mucho el día de mi nacimiento (a diferencia de mi hermano que nació un nueve). El día que me vine a vivir a Buenos Aires, mi padre se encargó personalmente de sacarme el pasaje, sabia muy bien que lo hacia para elegir el asiento numerológicamente correcto. Recuerdo que miré el boarding y me dí cuenta que no era un número primo, que aunque lo sumase de un lado a otro no tenía ningún tipo de buen augurio hacia mi. Me reconfortó a la distancia y entiendo porque lo hizo. Fue egoísta, quiso que la suerte se quede con él y así fue. Me la robó con la delicadeza del guante blanco, pero jamás voy a reprocharle nada. Soy así, no hago reproches al infinito. Fue un gesto digno al sacarme la suerte porque tuve que valerme de mis propios medios. Me inventé mis propios presagios y no me importaron los números, que al fin y al cabo son sólo eso. Números que componen fechas, fechas que viajan con el tiempo y espacios regidos por la coma. 宏

Eight

Hace exactamente ocho meses que no escribo nada. Se me ocurren todos los días historias o me pasan cosas que quizás para mi suenen interesantes. Pero no las comparto. Me volví egoísta, terriblemente egoísta con mis letras. Me di cuenta que la primavera me va sacando un poco el olor a naftalina y la ropa. Tampoco es interesante, pero sirve para soltarse. Después de dos años cambié la música de mi mp3 y el recorrido que hago habitualmente un poco a pie y otro poco caminando. En estos ocho meses fuí astronauta, navegué los sargazos, compré un trozo del muro de berlín y comí chapulines en la selva mexicana. Pero no lo publiqué. Prometo sin promesas ni un bidet de por medio, escribir en la cooperativa. Hiroshi y Pablo están impacientes y me esperan en algún lugar de la tierra. Cada uno se crea su propio mundo, no se olviden nunca de esto. Felices ocho meses.

lunes, 25 de febrero de 2013

El tiempo según Esteban

El tiempo no existe cuando me encuentro en mis ojos. Es como si quisiese medir cuanto tarda un pequeño cienpies en recorrer un fideo tirabuzón. Las unidades de tiempo están hechas para la gente que habita dentro de éstos parametros, no me baso en ellos. Me viene a la cabeza, una simple imagen cuando alguien habla del tiempo y es un espejo de mi altura con un marco de madera cubierto por un velo transparente, en el cúal sólo veo una cara que no es la mía pero sin embargo es conocida. El tiempo es el sueño de un escritor que tipea y tipea y tipea. Esteban Ortiz El tiempo existe. (Mozo del Bar)

El tiempo según Pablo

Al tiempo lo mido con las estrellas. Quizás sea porque me veo reflejado en diferentes estados a medida que pasa la noche. Entonces miro para arriba y ahí el tiempo es distinto, porque viene viajando hacia mi y lo abrazo a la distancia. Porque ahí está escondido el tiempo, no en un simple reloj que avisa que ya ha terminado mi turno. Pablo Vieytes

El tiempo según el japones

El tiempo es memoria. No hay certezas en él ni conocimientos previos, fluye como el tao. Tratar de llegar a una comprensión matemática del mismo, me convertiría en un ser racional y no quiero eso de mi. Por eso, lo mido con el corazón. Hiroshi Watanabe.

jueves, 3 de enero de 2013

FarmaAres

Ayer por la noche, mientras salia de la farmacia, la puerta automática que separa el interior del local con la vereda, no se abrió. Se había trabado en el momento mismo en el que estaba intentando salir. Preso de un estupor familiar y sintiendo acaso que una simple puerta me ignoraba, opte por patearla. Los vidrios estallaron en Córdoba y Scalabrini Ortiz. Los diminutos cristales que caían sobre mi escaso pelo eran liberadores. Los empleados llamaron a la policía y fui a parar a la comisaria para realizar las declaraciones pertinentes. Les dije que la había pateado sin querer, pero no se lo creyeron y tuve que pagar $4.000 pesos por las roturas. La sensación de sentir los vidrios caer por mi cuerpo como una lluvia solida, me dejo conmovido. Aun no entiendo la moraleja, no ando por la vida buscando moralejas. Pero el vidrio, cambio de ser una parte de un todo a transformarse en diminutos cristales. Y tuve culpa por el, imagine que todo su racconto de imágenes de personas que cruzaron por su puerta/umbral había sido destruido por mi hermosa estupidez humana. Y ahí, mientras rompía su ADN visual, me sentí un dios de la guerra que quebraba su propio reflejo. E.o