lunes, 26 de marzo de 2012

Varela - Varelita

Todos estamos de acuerdo que el corazón de una heladera es el medio limón que reposa en sus fríos interiores, pensaba Marcos para adentro mientras trataba de darle forma a una deducción metafórica de su angustia.
Dibujaba en su cuaderno a rayas. Tres horizontales, dos verticales y cuatro rombos. Los tubos fluorescentes imponían sus días enteros en el bar o en el trabajo, siempre los tenia arriba, espiando su cabeza mientras boceteaba. Se sentía un ave de corral engordando palabras hasta llenar su buche de historias incongruentes.
Y por momentos caminaba. Cuando lo hacia pensaba en Laura. Su heladera Siam tenía patitas congeladas. Granja del Sol.
Marcos, hacia la digestión caminando por Palermo, lejos de las luces de tubo.
Marcos estaba contento porque la última noche de verano y la primera de otoño lo había encontrado despierto paseando un camello con joroba de caoba.
Pensar en un corazón para una heladera era un delirio, quizás sea la electricidad o el motor rectangular con forma de queso parmesano.
El limón es sólo limón. Las heladeras no tienen corazón. Un verso, una rima. Un jefe pelotudo que lo sacara del boceto.
Marcos era Feliz, soñaba cantar con Gardel y Lepera disfrazado de manzana acaramelada. Marcos era cursi.
La noche del otoño y los fríos que soplaban viento lo encontraron con la ropa justa y en el momento justo y eso le molestaba, Marcos por primera vez, se había anticipado al tiempo.
Marcos dudaba en la perdida de su efecto sorpresa, el último otoño lo había sorprendido con chomba piqué naranja. Ahora estaba abrigado. Obrigado.Obligado.
Tenia tres horizontales más en el cuaderno, imposible que le salga un mandala, ya que le causaba gracia la palabra, lo hacia acordar a un presidente Africano.
Una noche, Marcos y su camello de caoba, caminando haciendo la digestión por Palermo, divisaron una hoja que caía lentamente por causas climáticas antes mencionadas. Al vuelo y con un grito de guerra subieron al lomo de la hoja. Con dos hilos de coser muy finos, se amarraron con los dientes y remontaron vuelo por la ciudad. Volaron toda la noche por todos los rincones del mundo. Marcos, que había sido boy scout, se guiaba por las estrellas y ellas se guiaban con el. El viaje de Marcos termino en Siam y se acordó de Laura. Pero era muy tarde para volver, la hoja, se había volado.

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