sábado, 3 de julio de 2010

0:07

Las pausas en las charlas están perfectamente diseñadas para pensar lo que se dice, para inflar los pulmones de aire viciado y seguir hablando. Los ángeles no pasan en las pausas, si pasasen, volarían con tandas publicitarias. Últimamente me ausento, me voy directamente a la pausa, estoy poco en el aire, casi nada. Me quedo dando vueltas por ahí, casi siempre vuelvo al río, mientras escribo estoy pescando a tu lado y tu caña está moviéndose, significa que está picando, por como se arquea seguro que es algo grande, el pez asoma la barranca y levanta vuelo, apretás con firmeza el mango, saludas picaramente, guiñas un ojo, sacudís la gorra y te vas como un barrilete un día de otoño, saludando al infinito.
Eso imagino...si, me quedo con eso.

No hay comentarios: