jueves, 3 de enero de 2013

Hiroshi Watanabe

Voy a tratar de escribir de lo que sé, que es quizás lo que menos sé, aunque parezca que lo sea. Hace un tiempo discutía la diferencia entre la flor del cerezo y las cerezas; no tienen nada que ver, pero a la gente les gusta utilizarlas para poemas, para el sexo y para rotular películas. A mi me gusta la Flor del cerezo. Me recuerda a un pequeño parque de la Ciudad de Osaka, tenía una hilera de unos treinta arboles todos parejos e iguales, pero sin embargo, las flores entre sí, viéndolas de cerca, eran distintas.

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